jueves, 29 de abril de 2010

Al Alba

El amanecer, no trae la calma… Al alba, la pena y el dolor, son parte fundamental e indiscutible de la niebla…
Del ardor de las almas que penan, poco se sabe, y este, así mismo, es indistinguible también del insomnio… Del humo… Del rancio sabor de la hiel que de mis venas brota.

Del lento transcurrir de las horas mientras el odio y la desesperación me corroen la garganta… De lo muda que se ha quedado la música… De lo desordenado que es el podrir de las ideas… De la ciudad que despierta… O, de lo irónico que resulta llamar ciudad a este pueblo miserable, cuando bien podría ser en verdad una ciudad, y esta pena, o este amago de pena, mas honda, más estupida y ridícula de lo que ya es…

La luz, ya se acerca, y su olor penetrante remueve el intranquilo sueño de los próximos hombres que despiertan…
Mi insomnio, a medias curado, a medias mi invento, quizás el invento de quien sabe que dios… Que de puro podrido (Como mi alma, como mis letras, estas letras, que me saben a Cortazar, a Bierce muriendo en cualquier emboscada de la revolución traicionada) se inventó también el dolor sordo y atolondrado, esta pena tan honda disfrazada de sonrisa rastrera, sonrisa de puta, sonrisa muerta…
Sin el consuelo basto y mediocre de alguien, quien sea… Que nos diga (A mí, y a todos los que yo he sido) que esta bien, que todo pasa… Que por que estas tan triste… Que no estés ya tan triste que se me parte el alma…
Cuanto quisiera poder decir que tengo sueño, pero no lo tengo… Se me revuelve el estómago de contemplar siquiera una mentira tan abyecta… Cuando lo que en verdad quiero es que esta lluvia cayese de veras… No como el chaparrón violento y taimado de los pasados días… Más bien diluvio que me borrase sobre todo a mí, de la faz de esta tierra hueca y cansada…Que tal vez alguien tema que me mate en silencio, de lo cobarde que soy… O que sepa que soy terco, y que tal cosa no ha de pasar… O que quien sabe… Por que de esas cosas también pasan muchas en el mundo…

Pero suena tartamudeando esta canción, y quizás otra, o yo vuelva a repetir la cansina voz de cualquier instrumento… Cual mil gatos muertos armando barullo en el infierno. También ellos tartamudean, también mi voluntad flaquea, como la de un gato muerto… También mi alma se llena de una cosa fría y hueca, un áspero olor lodoso y azufrado… A algas muertas, y almas rancias, como los cadáveres que cargo desde hace tiempo a cuestas…

Que lentas y tediosas transcurren las horas… tan llenas de nada, tan plenas de insignificancias… Tan justificables por la mera fuerza de los muertos, haciéndole coro a la infame necesidad de la vida, por seguir viva. Respirando este aire insano ya sin el consuelo del humo, y con la amenaza de la luz siempre presente.
Quisiera decir que todo esta bien… Que nada ha pasado, sino este temblor de tierra, esta erupción, este lo que sea que sabe a tragedia, a burla, a comedia barata de feria de pueblo… A masacre ignorada de una espada entre las mariposas… Quisiera decir eso, y todo lo que pienso, y todo lo que siento… Quisiera decir que espero que me escuche el viento, y que salieran de mi tanto la pena como la rabia indiferente que me devora… Eso y tantas cosas… Pero no me atrevo…
Contemplar así sea desde lejos el polvo que levanta una mentira tan abyecta me revuelve el estómago… Y no soy alguien muy valiente, después de todo…
¡Mierda!
Que difícil es estar destrozado, roto… Y pretender seguir sonriendo…
También quisiera decir eso… Pero no me atrevo…

S.R
Umbra di Fiori

Pd..
Saber que han vuelto mis dedos a escribir, es un amargo consuelo…

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