sábado, 6 de junio de 2009

Babilonia Rouge

Y llegué tan alto, que hasta la más leve brisa bastaba para aterrorizarme…

La ciudad me guarda sus puñales, con cariño y abandono,

Negro concreto que llama desde horcas brillantes

Ciega la fe de la hormiga,

Recogiendo sudor afanosa y simple;

Cuanta inocencia desde la altura,

Cuantos demonios disfrazados de insectos,

Gasterópodos, cronopios del averno,

Esperanzas marchitas, abrigadas con cartón y periódico…

Negras las nubes que vomitan veneno,

Féretros varios, in movimento,

Carcomiendo febriles las entrañas de este campo para nada santo…

Ciudad puta, Babilonia triste y en exceso maquillada,

Tus aterradores sonidos me limpian y laceran el alma,

Tus fantasmas vigilantes en las frías cúpulas,

Se disfrazan de cenizas,

Vagos, tenues escarabajos que retumban y entrechocan metales…

Hasta estas alturas me llega el olor de tus vicios;

Desde estas alturas te escupo con envidia,

Ciudad miedo, ciudad sueño, libidinosa y profunda,

Cuanto anhelo ser parte íntima de tus pesadillas…

Sariel Rofocale

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